La historia del joven destrozado por el divorcio de sus
padres, que conquista el mundo con una guitarra y termina con un escopetazo en la boca, es una
novela griega en sí misma. La biografía de Kurt Cobain, el rubio rockero nacido
en Aberdeen y líder de Nirvana, es tan buena como su música. Una triste obra
magistral, que ni Kubrick pudo haber escrito mejor.
Montage of Heck es el más reciente acercamiento a las
entrañas del precursor de la movida Grunge. El documental, dirigido por Brett
Morgen, fue estrenado en el Festival de Cine de Sundance 2015 y por estos días
llega a nuestro país para el gusto de todos los viudos de las camisas de franela
y los jeans a medio romper.
La cinta muestra de forma desnuda y en orden cronológico
la vida del músico, con imágenes conmovedoras de cuando era un crío y se
esforzaba por tener la atención de su, en ese entonces, unida familia.
En los primeros registros se puede apreciar a un
hiperactivo niño con una brillosa melena rubia como el centro de atención de
sus padres y tíos. Como si ya estuviera escrito de antemano, el chico, de no más
de siete años, toma una guitarra y mira con carisma a la cámara. Un presagio
memorable. Quince años después haría lo mismo, tomando una Fender Jaguar, su
favorita, y conquistando a millones alrededor del mundo.
Destacan en el filme los comentarios de Wendy y Don
Cobain, los progenitores del líder grunge. Ambos coinciden en que Kurt sufrió
un cambio drástico tras la ruptura matrimonial.
La interacción de la historia con dibujos animados y
algunas obras de arte del propio Cobain están perfectamente logradas. A esto se
suman los arreglos acústicos a temas clásicos del Nevermind, como Smell Like
Teen Spirit. Apreciable sutileza.
Que Cobain fue un yonqui pegado en la heroína no es
novedad para nadie. Pero una imagen vale más que mil palabras, dicen. Verlo
raquítico, con llagas en la cara y quedándose dormido con su hija en brazos por
la droga, te estremece el alma. “No estoy drogado, sólo estoy cansado”, dice
Kurt con tono molesto a Courtney, quien le reprocha su actitud frente a su
pequeña.
A esa altura la heroína en su vida era una constante.
Probablemente el cansancio también. La vida se le alejaba lentamente.
Otra historia conocida, pero que con imágenes te produce
cosquilleo, es el amor entre Kurt y Courtney. En un video casero de 1992 se les
ve jugueteando en el baño y compartiendo chistes. Mientras Cobain se afeita, le
echa en cara a su mujer lo odiada que es en Estados Unidos. Todo de forma
cordial y amorosa. Ella ríe y muestra los senos a la cámara. Puro romance.
Eso sí, discrepo con el director del filme, quien en un artículo
del New York Times se mostró sorprendido por ver a Cobain “cariñoso, gracioso y
cálido, que disfruta ciertas facetas de su vida”. Eso ya lo dejó graficado en
2005 Charles R. Cross, en la que es probablemente la mejor biografía del
músico, Heavier than Heaven.
Otro punto en el que Morgen no parece actualizado es en la
relación entre Love y Cobain. “En las
películas caseras que vi, Kurt no es sumiso. Courtney no lo domina. Creo que
esta película realmente va a poner en entredicho lo que piensa la gente”, dijo
en el artículo antes señalado. Esto también fue echado por tierra por el libro
de Cross diez años antes.
En suma, una historia conocida, pero acompañada con
novedosas y emotivas imágenes. Un material que todo melómano debe tener en su
colección para entender mejor la compleja y, quizás incomprendida, vida del
último héroe del rock and roll.
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