Un viaje a otra época. Así fue el show que Rival Sons presentó
el pasado 25 de abril en el Monster of Rock de Sao Paulo, Brasil. No exagero. Los
estadounidenses, que ya cuentan con cuatro discos en el cuerpo, abrieron con
Electric man, con un Jay Buchanan inspiradísimo. “Brasil, somos Rival Sons.
Estamos aquí para tocar rock and roll”, introdujo el líder de la banda para
iniciar su fiesta.
La calidad vocal de Buchanan se mostró al más alto nivel.
Su garganta es un torbellino sonoro que a ratos tiende a asemejarse a la voz de
Janis Joplin. En el escenario se mostró poseído, tirándose al suelo y haciendo
sus líneas vocales desde ahí. Una especie de Jim Morrison en 2015.
“Obrigado”, decía con tono pausado cada vez que terminaba
una canción. El público reía de su pronunciación y de que, al parecer, era la
única palabra en portugués que tenía bajo la manga.
Las elaboradas líneas de guitarra de Scott Holiday, los
potentes bajos y coros de Dave Beste y la destreza en la batería de Mike Miley resultan
el acompañamiento ideal para que Buchanan deje su condición de humano y se vuelva
un ser supraterrenal del rock and roll. Calidad y dureza. Asemejándose perfecto a los dioses del rock de los setenta y ochenta.
No obstante, los integrantes de la agrupación detrás del
vocal se mostraron bastante estáticos, más preocupados de sus instrumentos que
del show. De esta forma, Buchanan parecía en una fiesta de éxtasis y alcohol,
mientras que los demás en un cumpleaños quinceañero (de los antiguos, no los de
ahora, claro).
Los cambios de ritmo de Play de Fool descolocaron y
desfiguraron a todo aquel que no conocía a la banda y que esa tarde iba a ver a
Ozzy o a Judas Priest. Unas tres canciones bastaron para que cayera una ovación
paulista para la agrupación formada en 2009.
Como golpe de KO, cerca del final comenzaron los acordes
de Open my Eyes, hit que suena en algunas radios locales y que les ha dado
cierto reconocimiento en el medio. Pese a que la guitarra de Holiday estaba
demasiado fuerte y opacaba a los otros instrumentos, el riff de aquel tema
suena a clásico. Parece haber sido concebido en otro estado. El cierre con Keep
on Swinging dejó claro que la banda es lo mejor que ha salido en los últimos
años y que mantiene vivo el eje del género por estos tiempos.
Obrigado, Rival Sons.
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